Balbín tuvo un saladero por donde está Camino Carrasco hoy. No sabemos si iba allí con frecuencia, ni siquiera, si conocía la costa y los médanos que se internaban por kilómetros tierra adentro.
Y sin embargo su nombre quedó para siempre allí, con una variación fonética y gramatical convertido en una hermosa palabra que suena como espuma: MALVÍN.
4º año A
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